dimarts, 30 d’agost del 2016

R.I.P. dR. fRoNKenSteiN




Pocas cosas encuentro tan bellas como una canción de Sonic Youth. Anárquicas, imprevisibles, salvajes, desafinadas, imperfectas, caóticas, antiacadémicas... muy yo. Unas semanas después, la estantería que colgué todavía no se ha caído. Sigo sin encontrar el maldito disco duro que escondí antes de irme de vacaciones (enorme trabajo de camuflaje el mío!), así que opté por comprarme otro para hacer una copia de seguridad del otro que sí que encontré. Mi móvil vuelve a estar lleno y no puedo hacer fotos, y he tenido que ir a volcar las fotos a casa de mis padres porqué en mi ordenador no me deja. Pocas cosas odio tanto como la maldita tecnología que hace de la vida un infierno. Sí, terribles problemas del primer mundo, lo sé. En mi curro son unos inútiles y no valoran una mierda mi trabajo, y dan muchas ganas de enviarles a la mierda. Morenaza Extra-soft-skin está tan o más tarada que yo y eso me encanta. Estoy intentando convencerla para que se apunte a la escapada a Formentera que haremos a finales de mes, tras el encuentro frustrado del viernes pasado. Su sonrisilla parece delatar alguna cosa, y su capacidad escurridiza otra totalmente contraria, pero prefiero quedarme con la primera opción. Ni que sea para darle algo de vidilla a esta deprimente época en que empiezan a volver de vacaciones todos los vecinos. Con lo tranquilo que se estaba. L de Lesbiana me ha escrito para quedar mañana. A ver qué me dice de la propuesta que le hice para acompañarme a Florencia a ver a PJ Harvey. Tengo semana ocular, y la decisión al respecto se pospone para finales de noviembre. Se me acumulan los libros, y el otro día fui a la playa por primera vez en todo el verano. Cosas de tenerla demasiado a mano. Como la vida. Como a la gente. Uno siempre valora y se esfuerza el doble por lo lejano y doblemente complicado...



diumenge, 28 d’agost del 2016

NoCheS dE meRmeLadA



Hay decisiones erróneas que todo el mundo ve claramente... menos quien las tiene que tomar. Es un curioso caso de miopía cretina despreocupada, ya que quien luego tendrá que dar la cara y recibir las quejas (totalmente comprensibles) serás tú. Qué más le va a dar a alguien que está cómodamente sentado en un despacho con aire acondicionado? No es el único caso de realidades contradictorias. También es curioso que cada vez que las cosas no me salen como querría (que es en un porcentaje bastante elevado de veces), me sale una vena cínica, crítica y ácida con mi entorno que me gusta bastante. De hecho, "me gusto bastante" sería la expresión correcta, aplicada a estos casos concretos en los que empiezo a repartir con lúcida crueldad ante tanta mediocridad, sin la falsa tolerancia de lo políticamente correcto. Lo políticamente correcto es detestable. Y no deja de ser contradictorio gustarse cuando no gustas, o así lo parece. Nunca entenderé al ser humano, ni ganas, aunque a veces sea tremendamente frustrante. El bucle desgasta. Y aunque los periodos intermedios de ultraescepticismo y pasotismo extremo sean cada vez más prolongados, al final uno vuelve a caer irremediablemente. Mira que me gusta la ambigüidad, pero a veces es insoportable, y llegamos así a más contradicciones. Y de contradicción en contradicción, os odio porqué no os puedo amar. A veces porqué no me sale, y a veces porqué no me dejáis. A veces por llegar tarde, y a veces por querer correr demasiado. La incerteza es una mierda, y el tiempo parece pararse en seco cuando uno quiere saber lo que hay detrás del muro...


Este sábado se han cumplido 25 años de la publicación de 'Ten'. Y hay tantas cosas que no han cambiado nada...



dimecres, 24 d’agost del 2016

cOMo La ChiCa dEL eSCapARatE



FOTO: dESoRdeN

Soy como la chica del escaparate. Esperando, o quizás no, contemplando la vida al otro lado del cristal. Vestida adolescente, desafiando al DNI sin complejos ni manías, con mirada inexpresiva, porqué la procesión va por dentro. Provocando movimientos, o intentándolo. Pinchando aquí, mirando allá. Viendo planes que se deshacen a última hora, uno detrás de otro, en cadena/fichas de dominó. Apariencias que engañan. Ignorancias invisibles. Quizás sea esta época deprimente, en que el verano empieza a decrecer, como las horas del día. La nostalgia de ver las calles tranquilas de diSoRderLand, tras días de tantísimo ajetreo. 2 millones y 300 mil ajetreos, y unos cuantos conciertos para recordar. Otro acento italiano en mi vida, y esas dudas que me hacen dudar. De hecho, no las entiendo, pero será porqué siento distinto. Hace unos días que parezco sentir, pero por otra morena de piel extrasuave y sonrisa eterna, y eso hacía mucho que no me pasaba. La verdad es que sí, que tengo ganas de verla fuera del contexto laboral, y voy tirando puyitas, a ver si las recoge. Por momentos parece que sí, por momentos parece que no. Sé que sus circunstancias vitales recientes y actuales han sido y son muy complicadas, pero ese hacernos reír mutuamente y esa cabeza desequilibrada me traen muchos recuerdos. De hecho, me recuerda a un mix de dos dEsoRdeNadas que pudieron ser y no fueron. Una, porqué no hubo manera; y otra, porqué fui un torpe gilipollas lentísimo de reflejos. Una de las diversas historias de rabia-puta-mierda-qué-capullo-soy, aunque no me dé cuenta hasta que es demasiado tarde. Quizás por eso ahora quiera que no me vuelva a pasar. O quizás sea directamente un suicidio en vida, aunque sea algo macabro decirlo en este caso particular. Necesito una chispa, algo que me haga prender. Algo que me haga aprender. Algo que me haga aprehender. No sé el qué ni para qué, pero lo necesito...



dimecres, 10 d’agost del 2016

bRiCodEsoRdeN



Hablaba hace un rato con Disaster de lo poco que escribo últimamente. No sé si es falta de necesidad, falta de hábito, que el día a día no me deja demasiado tiempo para hacerlo, o que mi vida se ha vuelto más aburrida. Esto último va a rachas, pero tampoco creo que sea eso. Siempre hay cosas a las que sacarle punta. Por ejemplo, he tardado escasamente 2 días en colocar una estantería. Digo 2 días contando desde que empecé el operativo de colgarla en la pared, porqué técnicamente, hacía una semana que la tenía. Pero desde que la compré, primero tuve que hacerme con un taladro que yo no tengo (no soy nada manitas, así que para qué iba a necesitar yo un taladro?), luego dejar que pasara mi primer finde de curro post-vacacional (traumático; luego explicaré por qué...), y finalmente decidirme a hacerlo ante la montaña de libros, CDs, DVDs o cintas de VHS (sí, sigo teniendo centenares, porqué sigo teniendo también aparato reproductor) que invadían mi comedor. Admito que cuando la compré la semana pasada en Ikea estuve muy tentado de pagar para que me la instalaran, pero no sé si por aquello de que al volver de vacaciones siempre tienes ese sentimiento de culpa que te hace intentar no gastar (a mi me da al revés, por gastar más, porqué lo cuelo como si fueran gastos vacacionales y ya no viene de aquí), acabé por descartar esa opción. Al fin y al cabo, hacer 4 agujeros en la pared y fijar la estantería no podía ser tan difícil...

...intentando autoconvencerme de ello, lo cierto es que dentro de mí sentía el pánico de a ver si voy a agujerear algo que no debo (una tubería, el horrible bodegón del vecino de al lado...), a ver si no va a aguantar, a ver si me voy a equivocar al medir y la estantería va a quedar torcida... en esa situación, uno intenta concentrarse al máximo, repasando 4 veces los puntos que has marcado con lápiz en la pared para hacer el agujero, mirando las instrucciones 5 veces para no poner el agujerito del tubo del revés, etc. Y lo cierto es que la estructura grande de la estantería fue relativamente fácil de montar, de no ser por el pequeño detalle que calculé mal y me quedó descentrada respecto al cuadro de debajo. Un pequeño detalle que tenía solución gracias las 2 pequeñas que iba a alinear junto a la grande. Y si la estantería grande había sido tan relativamente fácil de poner, las pequeñas seguro que iban a ser coser y cantar...

...y ahí es donde el ser humano la caga: cuando se confía. Pierdes la tensión, te relajas, y todo se empieza a torcer. Bueno, en este caso, lo que se torció fueron las 2 estanterías pequeñas alineadas junto a la grande. Se torcieron hacia debajo, concretamente. De manera que era imposible que cumplieran su función, porqué si ponía libros, DVDs o lo que fuera, se caerían hacia el sofá. ¿Y si esta mierda no aguanta, qué narices hago? Porqué los agujeros ya estaban hechos, y había que taparlos. De hecho, algunos agujeros eran demasiado grandes porqué se me había ido la mano con el taladro, y eso no ayudaba a que el taco y el tornillo que tenían que aguantar la estantería se mantuvieran erguidos y haciendo su función de sujeción. Ante tal panorama, había que bajar a la ferretería y que un experto me aconsejara y me diera una solución....

...la solución fueron masilla para tapar los agujeros demasiado grandes, y unas escuadras metálicas con los que levantar y sujetar las estanterías pequeñas a la pared. Así lo hice con una de ellas, y quedó bastante digna, pero la segunda la tuve que dejar para hoy, ya que había que dejar primero que se secara la masilla antes de volver a atacar la pared. Así que con la estantería mellada me fui a dormir, esperando culminar hoy la faena. Tras otro viaje a la ferretería para cambiar una escuadra defectuosa (le faltaba un agujero; pequeño detalle...), he conseguido poner la segunda estantería pequeña, justo entre la otra pequeña y la grande, completando una alineación no perfecta, pero sí bastante digna. Y sí, admito que en ese momento me he sentido muy orgulloso y le he hecho una fotografía. Al fin y al cabo, un macho-alfa capaz de hacer bricolaje casero siempre es motivo de atracción para el sexo femenino, así que nunca se sabe cuando puede uno sacar la carta (o la foto) de la estantería colgada en la pared. Pero claro, uno no puede cantar victoria demasiado pronto...

...y es que, una vez presuntamente culminada la tarea, uno pretendía irse a una merecidísima tarde de playa y relax, tras los calores y sudores de dos días de darle al taladro, al destornillador y al martillo. Evidentemente, a la que ya me había autoconvencido de estrenar la temporada playera (sí, vivo en una ciudad con playa, es 10 de agosto, y todavía no he ido este verano), el cielo se ha vuelto gris con nubes negras, ha empezado a soplar un fuerte viento, y las previsiones metereológicas han marcado tormenta al caer. Ante ese panorama, he optado por cambiar de planes, y empezar a llenar las estanterías del orgullo dEsoRdeNado. Y en cuanto he cargado la estantería grande con tropecientas cintas de VHS, ha decidido hacer una reverencia y empezar a apuntar al suelo. Rápidamente he intentado quitar todas las cintas con una mano mientras aguantaba la estantería con la otra, y ha empezado un nuevo capítulo de Bricomanía dEsoRdeNada. Y ha sido particularmente duro, porqué la estantería pesaba un huevo, y porqué tras haber dado por acabada la faena al mediodía, ya había limpiado todo concienzudamente: el sofá bajo la estantería, el suelo... todo convenientemente limpiado, barrido, fregado, y espolvoreado. Toda una tarea que no había servido de nada, porqué había que volver a agujerear la pared. Afortunadamente, había comprado escuadras de sobras en previsión, para tenerlas en casa por si acaso, y no ha habido que bajar nuevamente. Eso sí, con la dificultad de tener sólo una mano con la que poder trabajar, he calculado mal con el taladro, he tenido que tapar dos agujeros y volver a hacer otros al lado, y ha sido todo bastante infernal. Cuando por fin he conseguido tenerlo todo aparentemente solucionado, y he vuelto a limpiar el sofá, el suelo, la mesa y me he duchado, y he podido colocar DVDs, libros y VHS sin que, por el momento, se haya caído, he sentido un enorme alivio. Una sensación similar a cuando acababas los exámenes y te sentías libre. O como cuando lograbas solucionar un enorme marrón que te quitaba el sueño.

Admito también que he comprobado unas 28 veces que las estanterías aguanten, y que no acabo de fiarme. Y la verdad es que, viendo el proceso, habría pagado gustoso el coste para que vinieran a montármelas. Ni que sea por quitarme la responsabilidad civil que me tocará si, un día, estando en el sofá, las estanterías caen en la cabeza de alguien y le envían al hospital. Creo que, por si acaso, a partir de ahora me sentare en el sofá con casco, o con uno de los 1000 cojines puesto encima de la cabeza...


PD: Durante las dos primeras semanas post-vacaciones, en el curro me han puesto horario terrorista y entro a las 7h. El primer día, el pánico a dormirme me hizo irme a la cama a las 22h. Creo que no me iba a dormir tan pronto desde que tenía 3 años. El segundo día, estiré un poco y me fui a dormir a las 23h. Y me dormí. Y llegué una hora tarde, con un estrés tal que el zen vacacional se me fue al carajo ipso-facto. Sí, el que me ha puesto este horario es un auténtico irresponsable. Sí, estoy valorando la posibilidad de denunciarlos antes el Tribunal de La Haya por crímenes contra mi humanidad...