dijous, 30 d’abril del 2015

GeNtaLéRgiCo




La primavera es tan maravillosa, que aunque tenga alergia al maldito polen, me siento feliz igual. A ver, eso no quiere decir que deje de cagarme en la humanidad ni de desear su extinción genérica, pero disfruto más de las excepciones individuales que confirman la regla. Como ayer con los de inglés, como hoy comiendo con amigos, o espero que como mañana en la cena indie, o el viernes si me despierto para la barbacoa de Amapola. Y resulta que se ha ido a vivir a la calle de detrás de E-Platónica, por aquello de que el mundo es un pañuelo. El azar es fascinante. Si voy, quizás se venga también, que nada me gusta tanto como dEsoRdeNar la realidad. Por aquello de que acción llama acción, en esta fase de reactivación primaveral a todo el mundo le da por proponer planes. Admito que me agobia un poco el fusilamiento de whatsapps, y soy poco dado a interactuar en los grupos; primero, porqué los tengo todos silenciados. No me gusta que me marquen el ritmo vital. Y segundo porqué a veces se convierten en un gallinero de chorradas de gente aburrida. Necesito mi cuota de soledad diaria e innegociable, como hablábamos hoy en la post-comida. No, la verdad es que no me imagino viviendo con nadie. Y mucho menos, con niños. Y también me agobia una agenda sobresaturada. Me gusta hacer cosas y disfrutar del tiempo libre, pero no al ritmo de jornada laboral estresante, y siempre a partir de la tarde. Ante todo, mucha calma. Ayer estuvo divertido que se fuera la luz en el bar, y que nos quedáramos en esa atmósfera a la luz de las velas: inglesas, húngaros, brasileños, una canadiense-oriental, varios aborígenes locales, una chica de acento pijillo y Rapazinha-Depende, que es muy divertida. Necesito como el aire que respiro estas bocanadas de frescor en forma de nuevas caras y nuevos círculos, porqué muchas veces el entorno rutinario se estrecha como esas paredes de peli de James Bond que parece que vayan a aplastarlo, hasta que algo milagroso de ultimísima hora logra evitar el zumo a presión de agente secreto. A mi me pasa algo parecido, y siempre acabo encontrando en el último suspiro algún resquicio por el que escapar del aplastamiento mortal de aburrimientos y soledades al que me someten mis circunstancias dEsoRdeNadas. Estos días comentaba con Ego que me resulta contradictorio que tanta gente me esté diciendo que viene a la diSoRdEred Party, cuando en el día a día parecen estar tan lejos, y cuesta tanto llevar una vida social medianamente normal en mis horarios de salmón. Sí, quizás ella tenga razón, y están ahí, aunque parezcan invisibles (o en muchos casos, sólo presentes en las redes sociales). La vida humana hoy en día es muy extraña, y a mi me parece bastante superficial, e incluso hipócrita. Sólo hay que ver cómo se exhibe la gente en sus muros de facebook o en sus prototípicas fotos chupi-guais de Instagram; dime de los que presumes, y te diré lo gilipollas que eres. Pero para que la realidad no corte como una cuchilla, siempre nos quedará el twist...




2 comentaris:

hiro ha dit...

No soporto els grups de whatsapp! m'agobien molt! però pel que em conten ma germanes, els grups de whatsapp de mares de l'escola són encara pitjor!
Aquest cap de setmana també tinc l'agenda saturada. A tothom li ha agafat per quedar i fer sopars. Deu ser cosa de la primavera...
Però jo també necessito els meus ratets de soledat i tranquilitat.

Com mola el vídeo-twist que has posat! jaja encara que sempre m'ha semblat un ball una mica histèric i compulsiu

dEsoRdeN ha dit...

oh, sí! Tothom diu que els grups de pares/mares de l'escola són terribles!! XD

jeje, a mi el ball m'agrada, però el que em sobra són les histriòniques cares de falsa felicitat que posen