oN thE SOfA: 'bABy dOLL'

Quisiera una cuna como la de Baby Doll y dormir durante horas y horas. Llego agotado a la recta final. Poco más de una semana, viaje murciano y cantos de sirena. Posibles reencuentros rubios que me apetecen un montón. Ha pasado demasiado tiempo. Vértigo ante cambios que ahora me hacen valorar lo bien que he vivido y lo he pasado este último año. No hay duda de que acerté de pleno 12 meses atrás, cuando renuncié a aquello por lo que muchos habrían vendido a su madre, a cambio de recuperar mi vida. Quien sabe si ahora el karma me lo devolverá con intereses. Tampoco me preocupa. Sólo quiero que llegue el mes de libertad condicional, y por una vez, deseando volver. No está el horno para bollos. No deja de ser curioso que lo que menos me importa y por lo que menos me ocupo sea lo que parece irme mejor. Y viceversa. Será la ley de lo espontáneo. Y aunque parezca que voy aprendiendo, no dejo de repetir antiguos errores. Malditos antiguos errores, y benditos sean los nuevos que me permitan aprender lecciones inéditas. Me vuelvo a enredar en telas de araña y no sé cómo salir. Me llamas en esas noches en que 3 son multitud. Aunque sean agradable multitud. Y no sé si no te acabo de entender a ti, o más bien no me entiendo a mi. Ahora lo veo todo más lejos que nuestras fantasías en Bali. Y no me gustan algunas de mis reacciones. No es el antiguo autoodio. Más bien, autorrabia en papel de embalar. Y ahora mismo sólo me gustaría quitarle papel de regalo a una escena así...